Chismes, sanciones y... poca comida.

Está claro que en esta edición pocos entran en la casa con ganas de vivir la experiencia, y muchos para hacer videos. Que Yago solo busca meter cizaña para salir con rivales de sillón de noria es evidente, pero quien ha metido la pata hasta el fondo ha sido su miniyo. El memo de Julio, al que ya le suponíamos un cociente muy limitado, ha sido tan torpe de comentar a cámara que su "romance" con Flor es todo un montaje para hacer bolos. Si es que no se puede ser tan cortito. Lo que dudo es que si tan ofendidos están en el programa tengan los huevos de expulsarlos a su casita.

Entre guerras internas y yogures robados, también hay tiempo para las confesiones... una más forzada que otra pero ambas con carnaza. En primer lugar el coplas le ha reconocido su homosexualidad a Marcelo, yo creo que este tipo quiere repetir el juego de Hans, pero se queda en hansito que a estas alturas de la película donde la meta el folclórico me aporta poco...
A quien más me creo es a Chari, el gran descubrimiento. Esta mañana confesaba estar feliz por redescubrir su lado más amable dentro de la casa y no sacar a la choni que lleva dentro, después de reconocer que no pensaba representar a Rubén en plató ahora parece estar conociéndose dentro de la casa, algo que entre tanta falsedad se agradece.

Ya veremos qué pasa el jueves, pero parece que empieza la carnaza y que o Mireia o Patricia serán las damnificadas de la lucha. Yo espero que sea la segunda, que no la aguanto.
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