Otra hora sin cámaras...


La gala del jueves nos recordó que la esencia de GH se encuentra escondida en algún lugar, y que quizá tengamos la suerte de olerla en algún momento. Los injustificados cambios de casa permitieron darle dinamismo a una noche que se prometía monótona y previsible. Aún recuerdo cómo las nominaciones eran el único contenido de la gala del jueves y las expulsiones-entrevistas se producian cada 15 días amenizando toda la noche, sin duda alguna algo ha cambiado para que sea necesario imprimirle más ritmo al programa para evitar el zapping.

Julia es torpe, ante todo es torpe, suponiendo tener siempre la verdad en su poder, es capaz de contradecirse tres veces en una frase y no explotar su lado más amable. Hay que recordar que es de las pocas personas que ha hecho un esfuerzo por integrar a Edu, algo que no debe ser fácil. Es por eso por lo que dudo que tengamos que sufrirla mucho de plató en plató.

Del programa aún espero que me expliquen por qué Patricia habló con el olivo centenario... sospechoso.

El resto del finde ha sido aburrido y gris, hasta el punto de que lo más interesante del debate fue comprobar cómo el programa había decidido concederle a Chari y Rubén una hora sin cámaras a pesar de que ella había prometido edredoning sin edredón, lástima de opción desperdiciada.

De los nominados, espero que Lidia o Catha salgan fuera, porque si no nos quitamos a las setas, este año las últimas semanas van a ser insufribles.

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